De 7 en 7: M. C. Arellano

agosto 26, 2015
 

El próximo mes de setiembre publicaremos La suerte del dios hambriento, una novela corta de fantasía con la que la autora M. C. Arellano se estrena en Sportula. En ella, y usando una de las estructuras más clásicas de la fantasía épica, el quest o búsqueda, se juega de un modo inteligente con algunos de los clichés y arquetipos del género, consiguiendo una obra sumamente amena y sorprendente.

Como es de rigor, M. C. Arellano ha pasado por nuestro cuestionario de siete preguntas para que sus futuros lectores la conozcan un poco mejor.

La pregunta inevitable: De todas las cosas a las que podrías estar dedicándote, ¿por qué precisamente a escribir?

No es una opción. Escribir es una forma de supervivencia, de buscar un orden en el caos y de conseguir, aunque sea, una falsa sensación de control.

El corolario a la pregunta inevitable: De todas las cosas sobre las que podrías escribir, ¿por qué precisamente literatura no realista?

Ya tenemos bastante realidad todos los días. Los mundos imaginados permiten explorar las posibilidades que ofrecen circunstancias que no vamos a encontrarnos en la vida real. Es un ejercicio de experimentación y de libertad.

La pregunta definitoria: ¿Escritor de brújula o escritor de mapa?

Depende del proyecto, pero lo habitual es empezar brujulera hasta que saber qué estoy escribiendo. Es más divertido y el resultado es más natural. Cuando sé de qué estoy hablando y qué quiero contar, aparece el mapa. Tiendo a saltarme mis propios esquemas, así que el pobre sufre bastante.

La suerte del dios hambriento

«La suerte del dios hambriento», de M. C. Arellano

La pregunta prospectiva: Tu lector ideal. Esa entelequia que tienes en mente cuando escribes y que te gustaría que tuviera cientos de miles de implementaciones en el mundo real. ¿Cómo es ese lector ideal para el que escribes y qué espera encontrar en un libro?

El lector ideal es una bestia mítica que se gesta cuando un humanista empolla el huevo de un bibliotecario en una zona surrealista como el descansillo de un bloque de viviendas sociales o la alacena de una ferretería. Se caracteriza por la curiosidad insaciable y la avidez literaria, sumido en una búsqueda de nuevas letras en cualquier formato. Le gusta el queso manchego.

La pregunta distópica: Vienes de un remoto futuro. Del colapso que sabes inminente, se te permite rescatar y llevar a tu época tres libros, tres películas y tres obras musicales. ¿Cuáles y por qué?

Esta es complicada. Una es bastante sentimental, así que me llevaría El Señor de los Anillos, La Historia Interminable y Los Mitos de Cthulhu, que imaginar es importante y también saber que hay horrores que es mejor no remenear. De películas agarraría Ciudadano Kane, por clásico; Intolerancia, que ejemplifica muy bien cómo se las ha apañado la humanidad hasta ahora y Zatoichi, que el mundo futuro necesita humor. En cuanto a obras musicales, El anillo de los Nibelungos, Nightfall in Middle Earth de Blind Guardian y Mille Regretz, de Josquin des Près. La justificación a estas tres es un rotundo «porque sí».

La pregunta ucrónica: ¿Cuál es el libro que habrías querido escribir pero ya estaba escrito? ¿Por qué ése?

El Señor de los Anillos. Es el mundo que me gustaría haber creado.

La pregunta que nunca te han hecho: ¿Qué libro borrarías de los anales de la historia?

Cualquier título que te obliguen a leer con el objetivo de divertirte está condenado a convertirse en un volumen maldito. En mi caso, las lecturas obligatorias en primaria fueron un fracaso tremendo. Leer debería ser siempre un ejercicio de libertad, independientemente de la edad del lector.