De 7 en 7: Pablo Bueno

octubre 15, 2014
 

La próxima semana Pablo publica en Sportula La piedad del Primero, su primera novela, una fantasía épica cuidadosamente elaborada y narrada con pulso firme y elegancia en la que demuestra que ha venido a la literatura para quedarse, sin duda alguna. Su primera novela, hemos dicho, pero estamos seguros de que no será la última.

La pregunta inevitable: De todas las cosas a las que podrías estar dedicándote, ¿por qué precisamente a escribir?

Creo que, en el fondo, todos los escritores lo somos de un modo vocacional. De hecho es bastante frecuente que manifestemos haber escrito desde niños. Supongo que la mayoría no éramos tan listos como RR Martin, que le vendía esos cuentos a sus amiguetes, pero aun así escribíamos.

Al final se trata de una cuestión vital, de un mecanismo para no volvernos locos. Tenemos que sacar las ideas que tenemos en la cabeza para que no nos estallen dentro.

El corolario a la pregunta inevitable: De todas las cosas sobre las que podrías escribir, ¿por qué precisamente literatura no realista?

Fundamentalmente por tres cuestiones. La primera, la más subjetiva de las tres, porque me encanta como lector. Ha habido momentos memorables en mi vida que he pasado cerca de un libro o un cómic de ámbitos fantásticos o de ciencia ficción.

En segundo lugar, porque a menudo tenemos un exceso de realidad. Creo sinceramente que un buen libro es casi tan válido como un psicólogo o una charla con un amigo.

En último lugar, porque como dijo el V de Moore “los artistas cuentan mentiras para reflejar la verdad”. Creo que por ahí van los tiros también y no se me ocurre una manera mejor de decirlo.

La pregunta definitoria: ¿Escritor de brújula o escritor de mapa?

Depende sobre todo de la extensión del escrito. Hay relatos o microrrelatos que me han surgido de forma imparable, casi incontrolable, como si no fuera más que un mero transmisor del mismo. Me encanta esa sensación. Incluso muchas escenas o conversaciones de libros más grandes han nacido así. Pero, en cualquier caso, yo necesito que a toda brújula le siga también un concienzudo proceso con el mapa.

En el caso de una historia tan extensa como “La Piedad del Primero” es necesario tener una verdadera colección cartográfica a mano. Creo firmemente que la labor del escritor tiene más que ver con el trabajo de un artesano que con una orgía con las musas.

 

La pregunta prospectiva: Tu lector ideal. Esa entelequia que tienes en mente cuando escribes y que te gustaría que tuviera cientos de miles de implementaciones en el mundo real. ¿Cómo es ese lector ideal para el que escribes y qué espera encontrar en un libro?

No hay una figura clara para ese puesto, pero sí que me gustaría imaginarme a alguien que se emociona leyendo; me gustan esas personas que a veces sienten cerca el escozor de las lágrimas o que se levantan del sillón con un grito de júbilo en algún momento culminante de la historia. También me gustaría provocar ese tipo de insomnio que nos tiene pegados a un buen libro durante la noche o que nos deja esa mirada perdida cuando lo acabamos, entre triste y reflexiva.

La pregunta distópica: Vienes de un remoto futuro. Del colapso que sabes inminente, se te permite rescatar y llevar a tu época tres libros, tres películas y tres obras musicales. ¿Cuáles y por qué?

Es una pregunta terrible, porque elijas lo que elijas te arrepentirás al dejar fuera un montón de obras maestras, eso por no mencionar mis problemas de memoria: seguro que cuando demos por finalizada la entrevista me acordaré de algo indispensable.

Pero, ya que hay que empezar por algún sitio, cogería la 1ª Sinfonía de Brahms, porque nos lleva desde los abismos más oscuros a la redención absoluta; porque tiene batallas épicas y alguno de los arrullos más dulces que se han escrito. También un recopilatorio con algunas canciones de Iron Maiden, Nightwish, Falkenbach y Sabaton, porque conectan con una parte primitiva de mí, llena de instintos y conocimientos heredados a través de los cromosomas. Como postre el disco donde esté el “Hocus Pocus” de Focus, porque es un delirio surrealista y alocado, algo que también es necesario en la vida y me encanta.

En cuanto a las películas, me resulta aún más difícil elegir, pero digamos Cadena Perpetua porque ejemplifica la esperanza y el tesón como ninguna. También El Club de la Lucha porque me hizo levantarme del sofá en cuanto acabó, rebobinar el VHS, verla de nuevo y, además, fue la primera que me hizo consciente de que yo también quería diseñar esas vueltas de tuerca de mayor. La última sería probablemente la integral de Star Wars por película, por trasfondo, por todo lo que lleva dentro y por todo lo que nos enseñó.

Los libros son todavía más complicados de elegir, pero empezaré por el Señor de los Anillos, porque todos los que escribimos fantasía épica bebemos de él, lo admitamos o no, incluso cuando intentamos alejarnos de esa línea más clásica. También Ender, que me tuvo despierto toda una noche hasta que lo acabé. Y, si se admite, puede que dejara ese V de Vendetta que mencionaba antes e incluso Watchmen (más que nada por tenerlos trillados), y cogiera Rising Stars, que lo descubrí por pura casualidad y tiene dentro no solo una historia impresionante, sino también mucho que aprender como escritor.

La pregunta ucrónica: ¿Cuál es el libro que habrías querido escribir pero ya estaba escrito? ¿Por qué ése?

Como decía antes, son muchos los que he admirado a lo largo de la vida pero, por no repetir ninguno de los anteriores, diré “El Nombre del Viento”, de Patrick Rothfuss, no solo por la historia que cuenta y lo bien montada que está, sino porque el autor escribe de un modo delicioso que me encanta

La pregunta que nunca te han hecho: ¿Desde cuando tienes problemas de memoria?

Lo cierto es que no lo recuerdo.